Tal vez se deje seducir el azar, abriga más cuando es furtivo el amor,
con seis ducados arrugados y un par de botas medio rotas se camina
mejor; te besaré la nuca mientras miras saltar, las olas entre las farolas
del malecón, ponte el liguero que por reyes te regalé, ven a la cama,
nos persigue el amanecer.